Me quedé pensando con lo que me escribió un amigo el otro día. El me decía que me veo más blanco en las fotos. Para mí es algo raro siendo que mi piel es canela (propio del mestizaje), pero tal vez tenga razón. Esto porque desde hace 7 meses, tiempo que vivo en Buenos Aires, no he soportado un sol fuerte. También porque en el mismo lapso no he viajado a una playa de este país puesto que me dicen que el agua es fría, y claro porque aquí en el invierno y la primavera el sol no quema. Creo que si pienso un poco más el análisis de mi amigo no es superficial, si se tiene en cuenta que los rayos del sol no pegan como en mi bello país en el centro; sino de ladito, es decir con miedo. Esto por la inclinación y por estar más cerca del Polo Sur. Así que si me veo más blanco no creo que sea una casualidad o que estoy usando cremas blanqueadoras, sino que mi piel está extrañando el bello sol de Quito (que quema) y claro el asarme bajo los rayos incandescentes de las playas de Esmeraldas o Atacames en los feriados largos. Espero que hasta febrero del 2009, tiempo en el que se acaba la maestría, no esté muy blanco ni que mi negro cabello se ponga rubio (como los porteños) puesto que voy a parecer más una leche chocolate que un chocolate caliente latino.
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