Al igual que la victoria de Barack Obama en los Estados Unidos, en Quito se dio otro milagro. Por fin, después de 21 años, la Universidad Central del Ecuador es libre. Libre de las ataduras de un partido político mediocre, retrógrado (con ideas de los años 70') y lleno de artimañas, especialmente en lo electoral, que condenó al Alma Máter al oscurantismo, a un presente de mediocridad, de poco brillo, es decir, la condenó a su mínima expresión. Ese cambio lo pedíamos y los soñábamos muchos alumnos desde hace muchos años. Pero para quienes pensábamos diferente, la cosa se hizo difícil, es más algunos fueron agredidos por seguidores de estos oscurantistas, pero por fin esa era llegó a su fin. Por suerte, en varias facultades la oposición a ese partido fue creciendo con los años y por fin dio sus frutos. Lo que en el pasado era un orgullo estudiar en la Central en los últimos años daba vergüenza y por eso, muchos de los excelentes profesores prefirieron dar clases en universidades privadas y olvidarse de la Casona que se sumió más en lo político que en lo académico. Se tildaba a los de la Central como los bulliciosos y vagos, por eso es un éxito que haya perdido ese partido, el MPD.
Ojo pese a todo lo malo, en lo que respecta a las autoridades y la política dentro de la Casona, la universidad graduaba y gradua cada año excelentes profesionales, competitivos en todos los ámbitos. Eso sí, demasiado teorícos puesto que la inversión en talleres, informática y tecnología, nunca fue prioridad de los oscurantistas. Una gran diferencia en este mundo moderno.
Por eso, celebro el triunfo de una gente nueva, que no pertenece a ese partido nefasto. Pero más allá del festejo es necesario que que las autoridades piensen nuevos objetivos para volverla a la cima. Creo que la Universidad Central deberá centrarse en el desarrollo académico y tecnológico y que por Dios la política salga de la universidad. ¡Viva la Central sin el MPD!
No hay comentarios:
Publicar un comentario