En pocos días vendrá el adiós. Siento mucha nostalgia por la gente de la maestría y por la ciudad de Buenos Aires que tiene su encanto. En estos meses encontré compañeros excelentes quienes hicieron que el tiempo se pase volando, especialmente las chicas como Jesy, Vero, Aneris, Sol (Musa), Francis, Carito, etc. Los maestros como Rouvier, Wiñazky, Lalo, Luchessi, Marina Vailaty, no se quedan atrás; así como los compas: Diego, Noli, Landi, Gueddes, Zamora, etc, etc. Aunque no lo crean, no he tenido momentos malos en Buenos Aires; claro eso porque mi negrita está a mi lado y es ella quien es que la que me da ánimo y fortaleza para no acordarme de mi familia. Me di cuenta que soy uno de los privilegiados que puede estudiar fuera de su país y por eso todos los días estoy sonriendo, pues cumplí una de mis metas de la vida. Sé que es triste decirlo, pero cada día que pasa es el último en la maestría. A veces pienso que me olvidé de vivir y aprovechar al máximo los pequeños detalles de toda la maestría, pero en fin, el haber conocido gente valiosa es lo que me da más alegría y hace menos triste irse. Al menos, las chicas ya se llevaron un pedazo de mi corazón no solo por su belleza, sino por su inteligencia y don de gente.
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